Durante las pasadas fiestas navideñas el sistema energético español nos tuvo con el corazón en un puño. Nos acogotó la ambición desmedida de un oligopolio sin control y de un sistema financiero, que se apoya en la usura que les permite un sistema perverso; lo diseñó a su medida el Gobierno de Aznar y lo sostuvo el de Zapatero. Ebrios de poder y de soberbia cometieron un error de cálculo gravísimo al plantear una subida de la luz de un 11%, utilizando sus triquiñuelas habituales. Se les fue la mano al echar un pulso al Gobierno de Rajoy para mostrar su poder y para reclamar los favores por sus inversiones en los partidos políticos y sus lideres. No les gustaban algunos aspectos –nimios- de la reforma eléctrica en ciernes ni los incumplimientos de Soria por mor de Montoro y se lanzaron al vacío sin tener en cuenta el hartazgo supino de la ciudadanía. Se pasaron con el órdago y no calcularon que hay una elecciones europeas en puertas y que le podían hacer mucho daño al PP…
Se asustó Rajoy. Se asustó Soria. Comenzaron a largar por esas boquitas y empezaron a hacerse visibles muchas de las barbaridades que se vienen denunciando en balde desde hace tiempo. Se liaron a cogotazos y a medida que se zurraban nos íbamos enterando de más cosas. De más despropósitos. De más abusos. De más estafas. El primero en salir a la palestra fue el ministro Soria que se atrevió a decir que la subasta eléctrica se había “manipulado” burdamente y que las eléctricas estaban acostumbradas a hacer el BOE. El secretario de Estado denunció “circunstancias atípicas en la subasta” y deja caer datos como el que diez centrales eléctricas pararon la actividad los días previos a la subasta para forzar los precios. La CNMC interviene y siguiendo los dictados del Gobierno (confirmando así que es un regulador único nombrado a dedo y que ha perdido su carácter independiente) se suma a los argumentos de las “atipicidades” para anular el proceso. Unesa (la patronal eléctrica) culpa al ministro y a sus errores en política energética del “tarifazo” y amenaza con acciones legales por las acusaciones de manipulación. Los inversores se tiran de los pelos y dicen que intervenir en los mercados si no te gustan los resultados es muy peligroso. Con toda la cara del mundo Unesa plantea que la medida es un paso atrás en la liberalización de la energía, como si alguna vez el proceso privatizador de González, Aznar, Rato y Folgado hubiese facilitado la libre competencia, la liberalización de los precios y las ofertas. Como si este oligopolio no hubiese sido sancionado en múltiples ocasiones por los órganos reguladores de la competencia por unirse para manipular los precios y poner en marcha políticas especulativas o de pacto de tarifas. Y tienen la desfachatez -después de haber ganado más de 21.000 millones desde el inicio de la crisis, de repartir dividendos y de ganar los salarios más altos del mundo (30 veces más que en Japón, por ejemplo)- de atreverse a decir ahora que “no tiene sentido desvelar el coste de las empresas porque es un mercado competitivo”.
Y se lanzan a una campaña de publicidad, millonaria y desaforada en los medios de comunicación asegurándonos que menos del 50% de los costes de la tarifa eléctrica corresponden a los gastos energéticos. Nos dicen que el mayor porcentaje del coste va destinado a impuestos, sin citar aquí que la reforma establece un aumento brutal de los costes de la potencia instalada -se use o no se use- y que eso les beneficia directamente a ellos y recalcan la vieja letanía de siempre de que son las renovables las culpables de una gran parte de los costes. Y las meten a todas en el mismo saco. Y obvian, claro, que la eólica ahorra un dineral al consumidor ya que el día de más viento del año el precio del mercado fue de 7,59 euros MWh y el de menos (cuando se consumen más fósiles) de 93,11 euros. Que el 22% de la energía producida en diciembre pasado fue eólica. Que el 25 de diciembre, a las 2,56 horas, el 68,49 % de la energía producida fue eólica. Que el sábado, cuatro de enero, el viento llegó a producir un 54,7% de la energía en España. Que hasta La Razón ha informado que los vientos de los últimos días han bajado los precios del mercado mayorista. Que en 2013 la eólica ha sido la primera fuente de electricidad en este país. Que es la primera energía autóctona de España y que ahorra 2.000 millones anuales en importación de combustibles fósiles. Que es más “marca España” en el exterior que Sacyr o Repsol, por las que se parten el trasero los ministros españoles en distintos frentes.
Se nos empieza a confirmar, por ellos mismos, lo que se ha denunciado tantas veces. La subasta es una burda maniobra especulativa en la que participan las grandes eléctricas y fondos financieros (Morgan Stanley, Goldman Sachs, EDF, Electrabel, Centrica y otros). No se tasa el precio de la electricidad en parámetros reales sino en supuestos especulativos que solo tienen en cuenta los precios de producción más caros: da lo mismo que la eólica, la nuclear o la hidroeléctrica entren en el pool a cero. Lo veníamos diciendo los que no estábamos en la pomada, pero también la CNE y la CNC que investigaron estas prácticas en muchas ocasiones y que hicieron llegar sus informes a los gobiernos de turno sin que se les hiciera el menor caso. Denunciaron muchas veces cómo, en las fechas previas a las pujas, se subían los precios de referencia para volver a caer en los días siguientes (lo mismo que sucedió el mes pasado: ya el mismo día de la subasta el precio del pool bajó un 23%).
Pero pronto se dan cuenta de que su guerra está llegando demasiado lejos. ¡Me parece ver a los asalariados de las eléctricas, Aznar, González, Solbes, Amador, Salgado, Roca, Martín Villa, Croissier, Acebes, Palacio, Ribera, etc, llamando a la cordura! Competencia empieza a decir que no halla pruebas de manipulación en la subasta eléctrica y lo acaba de ratificar con un informe en el que dicen que solo se produjeron circunstancias “atípicas”; que aunque se apreció un tirón de los precios el día de la puja, no piensa abrir ningún expediente. No son punibles, pero todas las condiciones se dieron a favor de los subasteros, por supuesto. El ministro recula. Soria anuncia un precio político y una subida transitoria de la luz en solo un 2,3% para tres meses únicamente y una reforma de la subasta y de los cálculos de los precios. Se trata de una propuesta trampa porque el Gobierno reconoce que deberá recompensar a las eléctricas si los precios son mayores. Y lo serán, indudablemente. Los intereses, mientras, siguen corriendo y el déficit se nos pondrá en los 30.000 millones anunciados. No ha sido más que una dilación para que se baje la tensión y las aguas vuelvan a su cauce. Han perdido dos años elaborando una reforma eléctrica que no ha servido de nada y ahora nos pretenden vender que en tres días lo van a solucionar. Al final seguiremos pagando una de las tarifas eléctricas más caras del mundo. Mientras, Unesa saca pecho ante el dictamen de la CNMC, y los bancos y energéticas, que constituyen el lobbie de los “traders” europeos que controlan las subastas, anuncian mayores subidas de la luz por la paralización de la subasta de diciembre.
En cualquier caso quedan muchas preguntas y sus necesarias respuestas en el aire. ¿Ha habido colusión de intereses, si o no?¿Estaba manipulada o no la subasta? Si se ha producido su anulación se entiende que es porque presentaba irregularidades. Si no fuera así, se trataría, sin duda, de una injerencia punible del Gobierno y la CNMC. ¿Piensa Unesa hacer realidad la querella anunciada? ¿Exigirá una compensación por una falsa acusación que pagaremos todos de nuevo? ¿Es la primera vez que se produce una manipulación y/o “circunstancias atípicas” o se han dado con mucha frecuencia (como está reconociendo el propio ministro ahora) y eso es lo que nos ha llevado, como se ha denunciado tantas veces, a ese déficit ficticio de 30.000 millones de euros? Si estaba manipulada la subasta como dijo el ministro ¿piensa llevar el asunto a los tribunales como es su obligación o acaso piensa dejar impune el delito? Si por el contrario hizo una denuncia falsa ¿no piensa dimitir? Es más, si no hubo manipulación, ¿entonces por qué nos propone un nuevo sistema? Si el sistema actual no sirve ¿cómo es que se ha tardado tanto en cambiarlo a pesar de las infinitas denuncias al respecto?¿No es el momento acaso de coger el toro por los cuernos y pensar en la necesidad de que un servicio estratégico para el Estado deje de estar al albur de especuladores financieros y de cárteles de dudosa ética y que, por tanto, adquiere mayor sentido la intervención decidida del Estado en el sector eléctrico?
No hay comentarios:
Publicar un comentario