lunes, 31 de marzo de 2014

Un nuevo modelo energético compatible con la vida

Luis Sánchez, Coordinador General de Ben Magec - Ecologistas en Acción.

Hablar de un nuevo modelo energético para Canarias es hablar de sostenibilidad, de democracia y de equidad. De todo ello se hablará en la campaña 'Nos sobra energía, ¿por qué petróleo?' impulsada por Ben Magec - Ecologistas en Acción y que se organizará entorno a un gran acto central previsto para el 10 de mayo.

Pero para ello se hace imprescindible concretar cómo plasmar este nuevo modelo energético en el territorio. Desde el movimiento ecologista tenemos claro que la solución pasa por la implantación real de las energías renovables, pero ¿cómo? No todo vale, la mayor implantación de energías renovables no puede ser a cualquier precio pues debe de ser compatible con el medio ambiente, repercutir positivamente en la economía local, favorecer el empoderamiento de la ciudadanía y arrojar beneficios que redunden en la mejora de los servicios públicos.

Tras analizar la problemática que caracteriza al sistema actual encontramos graves defectos de partida que, hoy por hoy, condicionarían cualquier propuesta de cambio hacia un futuro de producción renovable: la centralización de un recurso básico en manos de un oligopolio (en Canarias, monopolio); el bloqueo a la participación ciudadana en la gestión, en la toma de decisiones o en la fiscalización de las medidas económicas y políticas asociadas; y por supuesto, la perseverancia en el uso de combustibles fósiles. Las consecuencias de esta mezcla explosiva de problemas dan como resultado la inercia, la apuesta por nuevos combustibles fósiles como el gas natural, el agravamiento del Cambio Climático o el surgimiento de iniciativas incompatibles con la conservación de otros valores imprescindibles para la vida, como la conservación de la biodiversidad o la soberanía alimentaria. El porqué de todo ello hay que buscarlo en la persecución única y exclusiva de los beneficios económicos que ofrece un sector tan estratégico como éste, sin atender a otro tipo de consideraciones, y que al estar centralizado en pocas manos convierte a las empresas eléctricas en grandes monstruos con un enorme "poder de convicción" política.

Por este motivo tenemos que tener muy claro cómo queremos diseñar este nuevo modelo energético, y que la única forma de hacerlo es aplicando grandes dosis de generosidad, y desde un análisis multidimensional. Por ello, la ordenación del territorio se tiene que poner al servicio de la energía, y la participación ciudadana tendrá que garantizar que se tienen en cuenta todos los factores de interés. Por supuesto, la inversión en I+D+i será la forma más rentable de poner los recursos tecnológicos al servicio de estos objetivos.

Pero tenemos que tener claro que para todo ello será imprescindible que el nuevo modelo energético se base en un sistema de producción descentralizado, se gestione de forma democrática por parte de una ciudadanía que deberá implicarse activamente, atienda a las premisas de ahorro y eficiencia, y se base en la priorización de la energía no contaminante, pero de forma compatible con la conservación de todos los recursos que sostienen la vida.



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